Sam Altman, CEO de OpenAI, lo ha vuelto a hacer. Con una declaración tan rotunda como inquietante, ha encendido el debate: asegura que la humanidad ya ha entrado en lo que él llama la “singularidad suave”, una transición silenciosa pero irreversible en la que la inteligencia artificial empieza a adelantar al ser humano sin que apenas nos demos cuenta.
Sam Altman cree que ya vivimos en la singularidad de la IA: “El milagro se convierte en rutina”
Lejos del caos futurista que imaginaban los escritores de ciencia ficción, Altman plantea un escenario sin alarmas ni luces rojas: un avance constante, casi invisible, que ya forma parte de nuestro día a día. Según él, la IA ha dejado de asombrarnos para convertirse en rutina. Chatbots que redactan artículos, asistentes que programan código o sistemas que diagnostican enfermedades ya no nos parecen milagros tecnológicos, sino herramientas útiles que pedimos que mejoren con cada versión.
Y es precisamente ahí donde Altman sitúa el punto de inflexión. El momento en el que dejamos de maravillarnos y comenzamos a exigir. Un cambio de percepción que, en su opinión, marca el inicio de una nueva etapa: la de los agentes inteligentes que aprenden solos, se optimizan sin ayuda humana y resuelven tareas complejas a una velocidad imposible para cualquier persona.
La idea de la singularidad tecnológica no es nueva. Fue el matemático John von Neumann quien la formuló por primera vez en los años 50: una predicción según la cual el progreso técnico alcanzaría un punto en el que se volvería incontrolable. Hoy, ese concepto ha dejado de ser ciencia ficción. Según Altman, estamos ya dentro. Un ejemplo claro: una IA que aprende a jugar al ajedrez. Primero estudia las reglas, luego vence a los humanos, y finalmente desarrolla estrategias que ningún campeón habría imaginado. Ya no replica lo que hacemos: lo supera.
Altman proyecta un calendario ambicioso. En 2025, agentes de IA comenzarán a transformar el trabajo y la productividad. En 2026, podrían descubrir principios científicos por su cuenta. Para 2027, asegura que veremos robots actuando sin supervisión. Y hacia 2030, la inteligencia artificial será tan omnipresente como la electricidad: estará en todas partes, pero nadie se dará cuenta. Algunos como Elon Musk discrepan. Otros, directamente, se preocupan. Pero Altman mantiene el rumbo. Cree que ya hemos activado el motor de la superinteligencia. Solo que esta vez, no hay marcha atrás.